martes, 11 de septiembre de 2012

Una pequeña dosis de ti.

Después de todo, me he dado cuenta de que cada vez que miro su sonrisa, se me contagia. 
Cada vez que me mira, me veo obligada a mirar hacia abajo para ocultar el color de mis mejillas.
Cada vez que me abraza se me eriza la piel.
Cada vez que está ahí, sonrío.
Me hace feliz de una forma que nadie puede hacerlo, y no podría comparar nada con él. Es una maldita droga, necesito una pequeña dosis de él de vez en cuando para sentirme bien.
A lo mejor estoy enamorada de la persona equivocada, pero eso me da absolutamente igual. Me basta con tenerle cerca. Me basta con oírle reír cada día, me basta con ver sus ojos. Y simplemente con eso, puedo llegar a ser la persona más feliz del planeta. 
Lo único que tengo claro, es que solo él sabe completarme. Siempre que siento que me falta algo, aparece y me quita esa sensación. Es algo de lo que nunca podré cansarme. 
Nunca me cansaré de oír todas y cada una de sus tonterías, ni siquiera me cansaré de su forma de  sacarme de quicio.
Puede que le quiera demasiado, pero parece ser que desde mi punto de vista nunca es suficiente. Cada día necesito más y más de esa droga que me proporciona su voz. Hasta cansarme. 
Pero como ya he dicho, mientras hable de él, la palabra "cansarse" no estará en mi vocabulario.